JUNTOS
En los años 70, Marina Abramovic mantuvo una
intensa historia de amor con Ulay. Pasaron 5 años viviendo en una
furgoneta realizando toda clase de performances. Cuando su relación ya
no daba para más, decidieron recorrer la Gran Muralla China,
empezando cada uno de un lado, para encontrarse en el medio, abrazarse y
no volver a verse nunca más. 23 años después, en 2010, cuando Marina ya
era una artista consagrada, el MoMa de Nueva York dedicó una
retrospectiva a su obra. Dentro de la misma, Marina compartía un minuto
en silencio con cada extraño que se sentaba frente a ella. Ulay llegó
sin que ella lo supiera, y esto fue lo que pasó:
Hay que entender el perfomance como una nueva concepción del arte que rompe las barreras marcadas por la tradición y nos transporta a una dimensión más participativa.
Más allá de la propia representación es una forma de interpretar la vida y vivirla.
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