KEN FOLLET, EL MATON DEL BARRIO
https://elpais.com/cultura/2017/09/10/actualidad/1504999829_622415.html
En 1989, Ken Follett (Cardiff, 1949) reventó el mercado
editorial con uno de los libros que más viene a la mente cuando se pronuncia el
término best-seller: Los pilares de la
tierra, sobre la construcción de una catedral durante el paso del
románico al gótico en el siglo XII. 28 años, trece novelas y muchos millones de
libras después, el escritor británico publica ahora Una columna de fuego, tercer libro de la saga que ya
había retomado en 2007 con Un mundo sin fin.
La nueva novela, que llega a las librerías el próximo martes,
salta a los siglos XVI y XVII para entremezclar personajes reales e inventados
durante las guerras de religión que fracturaron Europa. La acción transcurre a
través de casi mil páginas por París, Sevilla, Bruselas, Londres, Amberes, la
isla La Española y, por supuesto, Kingsbridge, la localidad inglesa ficticia
presente en toda la saga. Es, a la vez, una historia de amor entre un
protestante, Ned, y una católica, Margery, y una trama de espionaje inspirada
en la creación por la reina Isabel I del primer servicio secreto de Inglaterra,
dedicado a desmantelar las tramas internacionales para reinstaurar por la
fuerza un monarca católico al otro lado del Canal de la Mancha.
Una columna de fuego es además
una suerte de homenaje a quienes lucharon por la tolerancia religiosa en una
época en la que era normal matar al que profesaba una fe distinta, explica
Follett a EL PAÍS en una entrevista la semana pasada en Edimburgo en la
que también habla de Felipe II (que no sale muy bien parado); de cómo vive el
éxito y las críticas; de su educación evangélica puritana; del Brexit (“un
error terrible”) y de sus profundas diferencias con Jeremy Corbyn, líder del
Partido Laborista, al que pertenece.
Pregunta. ¿Por qué sintió la
necesidad de retomar la saga casi tres décadas después del primer libro?
Respuesta. Me gusta
Kingsbridge. Y a los lectores también. Cuando inventé esta ciudad para Los pilares de la tierra ni
siquiera pensé que el libro fuese a ser un éxito ni que fuese a haber dos
secuelas. Kingsbridge ha pasado a simbolizar Inglaterra y es muy útil desde el
punto de vista literario, porque permite ver los cambios que ha experimentado
Inglaterra, e incluso Europa, a lo largo de los siglos.
P. ¿En qué ha cambiado, como
persona y como escritor, desde que publicara hace casi tres décadas Los pilares de la tierra?
R. No creo haber cambiado mucho
como persona o como escritor. Mis objetivos cuando escribo sigue siendo los
mismos: una historia que atrape al lector, que se desespere por saber qué pasa
a continuación. Para mí, eso es lo que se supone que tiene que hacer una
novela. Soy consciente de que hay muchas otras teorías al respecto, pero esa es
la mía.
R. Está ambientado en las guerras
de religión, pero no es un libro sobre religión. Hoy a muy poca gente le
importa la diferencia entre un católico y un protestante. La mayoría se inclina
por decir: todos rendimos culto al mismo dios, las diferencias no importan...
Lo que se valora ahora, y empezó a importar en el siglo XVI, es la idea de
tolerancia religiosa. La gente la ansiaba. Los protestantes hablaron mucho
sobre libertad de culto. A veces, cuando se convirtieron en mayoría, perdieron
interés en la tolerancia y comenzaron a matar católicos. Los protestantes no
son mejores que los católicos, y viceversa. Todos estaban bastante dispuestos a
matarse unos a otros. Y los héroes de mi historia son aquellos que dicen: matar
a gente por sus creencias está mal. Cuando lo digo parece un cliché, pero en el
siglo XVI era una idea muy radical por la que uno podía ser ejecutado.
Trágicamente todavía hay gente que considera una obligación matar a gente por
tener la religión equivocada. No ha terminado. Y creo que es interesante
preguntar: ¿qué mueve a la persona que dice 'voy a matar a esta gente porque
reza a un dios incorrecto'? Porque las peleas sobre religión no son nunca sobre
religión. Son también sobre poder y dinero. Así que me pareció interesante
explorar en Una columna de fuego esa
red poder-dinero-religión.
P. ¿Escribió pensando en
establecer una comparación entre el siglo XVI y la situación actual?
Estaba todo el tiempo en mi mente la resonancia de la historia
del siglo XVI en los periódicos de hoy en día, pero no vi necesidad de hacer
comparaciones específicas.
R. ¿Y una oda a la tolerancia
religiosa no tiene algo de venganza freudiana contra la educación
(fundamentalista cristiana) que recibió de sus padres?
Toda mi familia era muy dogmática con la religión. Me rebelé
contra ello en cuanto fui lo suficientemente maduro y lo he continuado
haciendo, porque no seguí el tipo de vida que les hubiera gustado. No he sido
un cristiano evangélico, por racionalidad y porque no tengo una personalidad
puritana. Una vida de autoprivación no va nada conmigo. No me privo de los
placeres de la mesa. Mis padres estaban orgullosos de mi éxito y de mí, pero no
les gustaba que hubiese sexo o tacos en mis libros. Mi madre solía leer la
versión de Reader´s Digest, en
la que se quitan ambas cosas.
R. Un escritor británico no va a
admirar a un rey español que trató de matar a la reina inglesa (sonríe). Es
difícil amar al rey Felipe II, ¿no?... Sintió que tenía el derecho de imponer
su voluntad sobre toda Europa. No es algo inusual que lo crean reyes o incluso
presidentes. Y si pensamos en EE UU tiene la Doctrina Monroe, que significa
básicamente 'somos los jefes y hacemos lo que queremos'. No es inusual, pero,
claro, hay un conflicto. España en el siglo XVI era el matón del barrio: grande
y malo, un poco como EE UU en Vietnam. Y nunca te alineas con el abusón, ¿no?,
sino con el abusado. El rey de España fue un tipo malo. Bueno, no sé si lo era
realmente, pero había una oportunidad para España en el siglo XVI de
industrializarse y convertirse en una gran nación comercial y manufacturera. Y
no se hizo. Todo ese dinero se gastó en cañones y navíos de guerra para
combatir. Fue en cierto modo un monarca no muy sensato. Después de haber sido
terriblemente rica en el siglo XVI, España fue cuesta abajo y en el siglo XX
era como un país del tercer mundo.
P. ¿Cómo lleva el éxito?
No hay nada duro en tener éxito. Me produce una profunda
satisfacción escribir. Diseñar la historia, investigar, crear los personajes,
pensar en el suspense y cómo lo va a seguir el lector. Si hubiese nacido en la
URSS y, en vez de haber sido bien recompensado, hubiera recibido un salario
como el de todo el mundo, también me habría gustado. Si hubiese escrito
novelas, o quizás guiones de televisión, que millones de personas disfrutasen,
habría sido un hombre feliz, aunque quizás era difícil ser feliz en la Unión
Soviética y habría tenido problemas por mis ideas políticas. Dicho esto,
también disfruto de ganar mucho dinero y gastármelo en las cosas que me gustan:
coches, buena comida, buen vino... todo lo que el dinero puede comprar. Y me
satisface mucho cuando voy por la calle y alguien me pregunta: "Eres Ken
Follett, ¿no? Solo quería decirte que disfruto mucho tus libros".
R. ¿Cómo vive las críticas de que
lo que escribe no es alta cultura?
Tienen razón. Mi obra no es intelectual. Y no me importa que
alguien lo diga. Haré una comparación. Cuando se va a un concierto de música,
algunas personas admiran la técnica del violinista. Pero la mayoría va por las
canciones. Así que un enfoque intelectual es casi técnico, mirar la cosa de
forma analítica. Y no es la forma en que la gente lee mis libros. Disfrutan de
las canciones, de la historia. La literatura intelectual a menudo no tiene una
historia. Y eso está bien para la gente que le guste, y yo mismo la leo
bastante a menudo. Así que si la gente dice 'la obra de Ken Follett no es
intelectual', yo digo 'tienen toda la razón, no lo es'.
MÁS
INFORMACIÓN
Soy mainstream. Esto
es el mainstream. Este
es el tipo de historia que quiere la mayoría de las millones de personas del
mundo, y también en el pasado, que han disfrutado de las novelas. Y luego hay
otra gente que puede buscar algo que llamaría escritura bonita o conocimiento
psicológico profundo o humor. Hay todo tipo de satisfacciones que la gente
obtiene de las novelas, pero que la novela te absorba es lo que más gente
quiere, lo que yo hago y lo que casi todos los novelistas han hecho siempre.
P. Pero, ¿se siente infravalorado
como escritor por el hecho de vender mucho?
Estoy tan recompensado por lo que hago que realmente no tengo
quejas. ¿Reconocimiento? No está en mis planes. Lo que me preocupa es: ¿Le
gusta mi libro a la gente? ¿Tanto como el anterior?... Pero, ¿qué alguien diga
‘Follett es un genio’? Eso no me preocupa. Realmente no me importa.
R. Pasando a la política, ¿cómo ve
el futuro de su país tras el Brexit?
Yo estaba contra el Brexit. Creo que es un error terrible. Pero
visto que tenemos que hacer algo, espero lo que llamaría la opción noruega, que
es quedarse en el mercado único pero no estar en la UE. Creo que es la mejor
opción para nosotros, la que causaría menos daño económico, y en cierto modo es
buena para la UE, porque [la canciller alemana, Angela] Merkel y [el presidente
francés, Emmanuel] Macron quieren hacer avanzar la UE y todo el tiempo tienen a
los británicos frenando a Europa.
P. Bruselas no parece tan
dispuesta a eso...
¿Por qué tendría? Reino Unido es como un marido que dice a su
mujer 'me voy a divorciar de ti', pero quiero ver a los niños cuando quiera y
de vez en cuando pasar juntos un fin de semana de sexo. (ríe) Y, por supuesto,
la mujer dice: "¡Vete de aquí!"
R. ¿Qué le pareció la postura
sobre el Brexit del líder laborista, Jeremy Corbyn?
Barbara [su esposa, exdiputada laborista] y yo conocemos a
Jeremy Corbyn y pensé que era inofensivo. Eso era antes de convertirse en líder
del partido. Jeremy cree en todo lo que yo creía en 1965. No ha cambiado desde
entonces. Yo sí. Todavía soy un miembro del Partido Laborista y me resulta muy
difícil tener tantos desacuerdos con el hombre que ahora lidera mi partido.
Todo lo que puedo hacer es esperar a ver qué pasa: no va a ser el líder siempre.
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