QUINCE RELATOS PARA JÓVENES
http://elpais.com/elpais/2016/07/22/icon/1469185343_981539.html
Es posible que la
pesadilla de unos padres cualquiera venga representada por la visión de su hija
adolescente leyendo el controvertido Lolita, de Nabokov. O quizás se parezca
más a ese instante, eterno y torturador, que acompaña la petición de tu
vástago, aún menor de edad, de hacerse con un ejemplar del transgresorMujeres, de Bukowski.
Lo que sigue,
seguramente, sea una mirada martirizada al calendario, preguntándose en qué
momento esa sangre de tu sangre aparcó los libros en los que había más viñetas
que palabras y, después, una pequeña punzada de alegría porque pertenece a esa
comunidad de jóvenes que se interesan por la lectura. En ese punto es en el que
surge el dilema: ¿a qué edad se debe leer a Kerouac?
Estaría
bien que padres e hijos hablaran antes sobre temas como el sexo, las drogas o
las complejas relaciones humanas, porque este tipo de libros deben ser asumidos
como parte de la ficción, no como ejemplos a seguir en algunos casos
La mala noticia es que
no hay respuestas absolutas. “La cuestión no es tanto la edad sino el grado de
madurez”, asegura Marisol Salazar Ego-Aguirre, jefa del departamento de Lengua
y Literatura del Colegio Lourdes (FUHEM) de Madrid. Hay que tener en cuenta el
bagaje lector y el desarrollo del menor. Hay libros que pueden leerse con 16
años, pero que se disfrutan y aprecian mucho más cuando se es un poco más
adulto.
Hay otros que habría
que leer y releer. Otra cuestión a tener en cuenta es la confianza que exista
en casa. “Estaría bien que padres e hijos hablaran antes sobre temas como el
sexo, las drogas o las complejas relaciones humanas, porque este tipo de libros
deben ser asumidos como parte de la ficción, no como ejemplos a seguir en
algunos casos”, reflexiona Jesús Casals, director de contenidos de la librería
La Central de Callao, Madrid.
Hemos preguntado a
padres, profesores, críticos y vendedores y hemos recopilado 15 libros que
servirán a tus hijos para dar el salto a la edad adulta, literariamente
hablando, que puedes recomendarle o regalarle (siempre que parezca un
accidente). Y lo mejor de todo es que, si ya vas advertido, no te costará una
serie de microinfartos cada vez que lo veas sumergido en sus páginas.
1. Menos
que cero, de Easton Ellis. Sí, Easton Ellis es también el
escritor del desasosegante American
Psycho. Y sí, es un representante de la llamada Generación X. Y también “describe
la sociedad rica estadounidense y su decadencia moral, trufado con drogas,
alcohol y perversiones sexuales”, explica la especialista Marisol Salazar. Nada
de eso es tranquilizador pero, seamos sinceros, pocas de estas cosas van a
impresionar a un adolescente del siglo XXI con acceso a Snapchat e Instagram.
Es posible que les aporte un punto diferente para observar esos excesos.
2. El
retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. No, no tiene absolutamente nada
que ver con las archiconocidas sombras de Christian Grey -nótese la vocal
diferenciadora-. El libro de E.L. James solo debería caer en las manos de tu
descendencia como un magnífico ejemplo del rumbo de control y poder que jamás
debe alcanzar una relación. Y no, no nos referimos al sexo. Si quieres aportar
algo mucho más beneficioso a tus hijos y, en palabras de Casals, quieres que
empiecen “a comprender que no se va a ser joven toda la vida”, pon en sus manos
este clásico de Wilde.
3. El
país de las últimas cosas, de Paul Auster. “La descripción
de un futuro oscuro, un mundo que desaparece, nos invita a reflexionar sobre
nuestras acciones y nos presenta un terrible porvenir”, explica Mercedes
Hernández, responsable del departamento de Libros de Fnac España. Jugando con
la distopía, el autor estadounidense Paul Auster, premio Príncipe de
Asturias, nos conduce al lugar que alumbra la pesadilla de la
sociedad de consumo; sin valores, ni sentimientos y en una constante búsqueda
de la muerte.
4. El
guardián entre el centeno, de J.D. Salinger. En sus páginas
aparecen temas como el alcohol, el sexo o la prostitución. La circunstancia de
que el asesino de John Lennon, Mark
Chapman, llevara un ejemplar cuando ejecutó al beatle encumbró esta
novela, para bien y para mal, prohibiéndose en algunas escuelas y haciéndose
obligatoria en otras. Para Casals, la historia -narrada en primera persona- del
joven Holden Caulfield es “toda una novela de iniciación a la vida adulta”. El
libro se mueve tanto en el límite como su protagonista, que debe decidir si
crecer o no. Todo un dilema.
5. Tokio
Blues (Norwegian wood), de Haruki Murakami. El eterno
aspirante a Nobel de Literatura hilvana un triángulo amoroso -o varios-
engarzando muerte, cultura, sexo e inseguridades adolescentes. Es una novela
intimista, llena de carga emocional y a veces tortuosa. ¿Por qué leerla? “Para
entender que uno no es el único joven torturadoen este mundo”,
asegura Jesús Casals, director de contenidos de la librería La Central.
6. Crezco,
de Ben Brooks. “Una manera gamberra contemporánea de dar el salto”. Así define Casals
este libro editado en 2011 por un Ben Brooks que, en el momento de su
publicación, contaba con 19 años y aseguraba que el texto -el quinto de su
carrera- lo había terminado tres años antes. La historia se centra en Jasper,
un joven inglés y su nihilista recorrido hacia la edad adulta. Todo tintado con
un humor fresco y sin pretensiones forzadas. Su protagonista ha sido denominado
ya como un Holden Caulfield (protagonista de El
guardián entre el centeno) en los tiempos de Facebook y del ciberacoso.
7. El
extranjero, de Albert Camus. Un síntoma común de la
adolescencia es sentirse fuera de sitio e intentar buscar un lugar en el que
encajar. Para Meursault, el protagonista de Camus, la realidad es extraña,
absurda e inabarcable. Se encuentra privado de un sentimiento de pertenencia y la
apatía le desborda. Por ese punto trágico y “por encarnar la idea de la persona
que se siente ajena a todo” lo recomienda Jorge de Cominges, escritor y crítico
de libros.
8. El
Gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald. Sabemos que hay película y que
está protagonizada, nada menos, que por el -por fin- oscarizado Leonardo DiCaprio. Pero
las algo más de 200 páginas de Scott Fitzgerald retratan minuciosamente la
sociedad ficticia, sobrepasada y llena de excesos que caracterizaba los años 20
estadounidenses. Una época llena de esperanza y vitalidad que no veía aún su
nefasto horizonte final en la forma del crash del 29. Para De
Cominges, es una recomendación segura por “su tono desencantado y el tema de
hacer realidad las ilusiones”.
9. Relatos, de
Julio Cortázar.“Cuando lees por primera vez a Cortázar se abre una nueva dimensión en el
lenguaje, su narración puede descubrir un universo paralelo en una mente
receptiva”, afirma Mercedes Hernández, responsable del departamento de Libros
de Fnac España. Si después de leer este libro tus hijos acaban encantados,
siempre puedes ir a la biblioteca y alcanzarles otra obra maestra de Cortázar, Rayuela.
10. Las
tribulaciones del estudiante Törless, de Robert Musil. Se trata, para
el escritor y crítico Jorge de Cominges, de “la novela de aprendizaje por
excelencia”. Narra el paso a la edad adulta, y en un instituto militar, del
joven Törless, que se irá tropezando con la crueldad, la moralidad o la
sexualidad de sus compañeros y la suya propia. Fue escrita en 1906, a escasos
años del comienzo de la Primera Guerra Mundial, pero algunos de sus patrones se
arrastran desde el imperio Austro-Hungaro.
11. La
metamorfosis, de Franz Kafka.Ingrediente habitual de toda buena lista
literaria que se precie, el clásico de Kafka atrae e inquieta a adolescentes
desde hace décadas, el mismo tiempo que lleva arrastrando teorías sobre su
interpretación. Por ello, para Casals es “una buena manera de distinguir
realidad y ficción” así como para Salazar es “una historia desasosegante que
los adolescentes tienen que conocer”. Lo bueno es que es tan corta que, una
década después, puede releerse y uno de podrá sorprender de nuevo.
12. Historias
del Kronen, J.A. Mañas.Esta novela ha sido llamada la hermana española de Menos
que cero. Sus páginas, mucho más explícitas que la película del mismo nombre, han
sido incluidas por Salazar por tratar los eternas temas protagonizados por
adolescentes como son el abuso de drogas, alcohol, la amistad, el sexo y la
búsqueda de pertenencia a un grupo, a veces sea el que sea.
13. Maus, de
Art Spiegelman. Esta crónica de gatos -nazis- y ratones -judíos- que rememora la
historia de un superviviente del exterminio nazi fue la primera novela gráfica
en hacerse con un premio Pulitzer. No solo evoca la historia del holocausto
sino que también se centra en la difícil convivencia entre generaciones tras el
horror sufrido. Para Hernández es, sin duda, “la mejor forma de aterrizar en la
novela gráfica: por la propia historia y por cómo está narrada”.
14. Arrancad
las semillas, fusilad a los niños, de Kenzaburo Oé. No abandonamos
la temática de la Segunda Guerra Mundial, aunque acercándonos a la cultura
japonesa de la época. "A pesar de ser premio Nobel y mundialmente conocido,
el estilo de Kenzaburo Oé siempre es una sorpresa”, asegura la experta Mercedes
Hernández. El japonés dibuja un escenario inicial similar al de El
señor de las moscas, con un grupo de jóvenes obligados a la supervivencia, pero que no
desemboca en caos sino en la organización colectiva. Y son precisamente los
adultos quienes rompen el hechizo.
15. Héroes,
de Ray Loriga. Tiene todos los componentes armándose como un poliedro en la mente de
un adolescente. Rock, alcohol, amigos, “chicas bonitas” y un sinfín de frases
que antes se subrayaban o se anotaban en los diarios y ahora se comparten,
sobre un fondo limpio y negro, en las redes sociales de turno.
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